Dentro de los cítricos existen algunos frutos que tienden a confundirse o tomarse por iguales. Esto suele pasar con el limón y la lima o con la naranja y la mandarina, los cuales apenas se diferencian por su tamaño. Sin embargo, en el caso de estas últimas, las diferencias van más allá del tamaño y es importante conocerlas.
En primer lugar es importante señalar que se trata de dos frutas diferentes aunque tengan una fisonomía y color parecido. Ambas forman parte de la familia de cítricos y son frutas conocidas como hesperidios. A pesar de ciertas semejanzas, la naranja y la mandarina tienen diferentes aportes nutricionales.
Al respecto, algunos especialistas consideran que la mandarina podría contener más propiedades beneficiosas que la naranja. Aunque se las diferencie comúnmente por el tamaño o la forma que presentan, su sabor también es notablemente diferente. Las naranjas son, generalmente, más grandes que las mandarinas y tienen una cáscara más áspera y dura.
Por su parte, las mandarinas tienen una cáscara más fina y fácil de pelar, se las puede pelar con las manos tranquilamente. Esto se debe a que la fruta y su cáscara tienen una separación más notable por lo que esta última tiende a desprenderse sin mucho esfuerzo. El sabor de la mandarina se caracteriza por ser más dulce dado a un contenido mayor de azúcares.
Las naranjas se caracterizan por tener un sabor dulce un poco ácido e intenso en comparación a la mandarina. Este carácter ácido es propio de los cítricos y se encuentra más presente en algunos. En la mandarina se disimula un poco más debido a que contiene más azúcar que los demás cítricos.
Antes dijimos que la cáscara de la mandarina se desprende con facilidad de la fruta, lo mismo sucede cuando queremos separar sus gajos. La mandarina se puede comer tranquilamente con las manos sin usar ningún otro utensilio. La naranja puede consumirse de diferentes maneras, pero generalmente necesitamos un cuchillo para pelarla al menos.
Otras diferencias entre naranja y mandarina
Los nutrientes que aportan estas frutas también son un aspecto distintivo entre ellas, incluso decisivo a la hora de elegir cuál consumir. Es sabido que los cítricos son buenas fuentes de vitamina C, y la naranja lleva la delantera en ese ámbito. Aunque, la mandarina aporta a su vez una buena cantidad de vitamina A.
Además de vitamina C, la naranja es una buena fuente de vitamina B3, hierro y calcio. Por otra parte, la naranja contiene más fibra y proteínas por lo que aporta más calorías que la mandarina. Gracias a las vitaminas que contienen, ambas frutas son ideales para proteger el sistema inmunológico y se recomienda su consumo en casos de resfríos.
Beber jugo de estas frutas es un excelente remedio natural en estados gripales. Al jugo de naranja se le puede añadir algún endulzante, el de mandarina es más dulce por sí solo. Ambos resultan sumamente efectivos durante estos casos e incluso se recomienda consumirlos sin estar enfermos por sus notables beneficios.